lunes, 21 de marzo de 2011

Mensaje oficial Día Mundial del Teatro 2002

por Girish Karnad 
          
            El Natyasastra es uno de los tratados teatrales más antiguos del mundo. Data al menos del S. II a.c. y su primer capítulo cuenta la historia del nacimiento del Drama.
Era una época en la que el mundo estaba hundido en la infamia moral. La gente se había convertido en esclava de pasiones irracionales. Había que encontrar nuevos medios –“agradables ala vista y al oído y también edificantes”-, que provocaran el resurgimiento de la humanidad. Por eso Brahma, el Creador, combinó elementos de los cuatro Vedas (textos sagrados) para formar un quinto texto, el Veda de la Interpretación. Pero como los dioses no saben de teatro, le encargaron el nuevo Veda a Bharata, un ser humano. Y Baratha, con la ayuda de sus cien hijos y algunos danzantes celestiales enviados por Brahma, montó la primera obra. Los dioses contribuyeron con entusiasmo al aumento de las posibilidades expresivas del nuevo arte.
La obra que presentó Baratha trataba del conflicto entre los dioses y los demonios, y celebraba la victoria definitiva de los dioses. La producción encantó a los dioses y a los hombres. Pero los demonios que había entre el público se ofendieron profundamente. Así que usaron sus poderes sobrenaturales y desorganizaron la representación paralizando la voz, los movimientos y la memoria de los actores. Los dioses, a su vez, atacaron a los demonios matando a muchos de ellos.
Todo concluyó en un acto de violencia, por lo que Brahma, el Creador, se acercó a los demonios y les dijo: EL drama es la representación del estado de los tres mundos e incorpora los objetivos éticos de la vida –los espirituales, los seculares y los sensuales-, sus alegrías y sus penas. No hay sabiduría, ni arte, ni emoción que no se encuentre en el teatro.
El discurso de Brahma sobre el teatro se convierte así en la esencia del mito.
Éste es un texto reverenciado, escrito para instruirnos en el arte y las técnicas de la producción teatral, y que habla de la representación primigenia en la historia de la humanidad. El propio Creador, junto con otros dioses, ninfas celestiales y actores entrenados, se implicaron en el proyecto. El resultado debería haber sido un éxito clamoroso. Sin embargo, se nos dice que fue un desastre.
El mito, me parece a mí, señala una característica esencial del teatro que los comentarios conciliadores de Brahma no podrían reconocer posiblemente: que cada representación –aunque esté cuidadosamente creada- conlleva en sí misma el riesgo del fracaso, de la ruptura y, por tanto, de la violencia.
Una representación en vivo requiere, como mínimo, un ser humano interpretando y otro observándolo, y eso ya es una situación cargada de incertidumbre.
Nunca antes el mundo ha vivido tanto el drama como hoy. La radio, el cine, la televisión y el vídeo nos inundan de drama. Pero aunque estas fórmulas comprometan o incluso enfurezcan al público, en ninguna de ellas la respuesta del espectador altera el hecho artístico en sí. El Mito de la Primera Representación subraya que, en el teatro, el dramaturgo, los intérpretes y el público forman un continuo, pero un continuo que siempre será inestable y, por tanto, potencialmente explosivo.
Este hecho garantiza la propia muerte del teatro cuando trata de interpretar con demasiada seguridad; pero también es su razón de ser. Aunque a menudo su futuro parezca incierto, el teatro continuará viviendo y provocando.
Girish Karnad, dramaturgo indio. (Mensaje del Día Mundial del Teatro del año 2002, texto facilitado por el Instituto Internacional del Teatro.)

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