lunes, 13 de diciembre de 2010

El organillo del crítico

Juan Antonio Vizcaíno


1.

La palabra Poética poietiké deriva del verbo poien, que significaría algo así como “ayudar a hacer”. En este significado del título de su obra se trasluce la intención del trabajo crítico de Aristóteles. El filosofo escribió su Poética, pues, con la intención de mejorar un teatro en plena decadencia. Desde que en el 315 a.c. se suprimieron las coregías (los productores privados), pasando a ser el Estado quien asumía la producción (y por tanto la selección de las obras) de los grandes festivales teatrales de Atenas, el teatro y sus autores se vio resentido. De los autores trágicos de la segunda mitad del S. IV, y de todo el helenismo, sólo nos ha llegado el nombre del crítico.

Aristóteles no escribió la Poética con la intención de sentar unas reglas, para dogmatizarlas, sino más bien con la intención de orientar y educar el gusto de los espectadores, y de analizar científicamente el hecho teatral para ayudar a los artífices del teatro a realizar mejor su tarea, dándoles consejos de cómo lograr sus objetivos, o como esquivar sus posibles errores.

El crítico teatral debe escribir con la misma intención y devoción que Aristóteles, para orientar al público en sus gustos y ayudar a mejorar el trabajo de los autores, actores, directores y cuantos oficios se vuelcan en un espectáculo. El crítico ha sido designado para diferenciar la mena de la ganga, para separar el grano de la paja.

2.

Aunque suene a paradójico, el crítico es un miembro del público que se levanta y toma –por escrito- la palabra. El crítico debe tener una formación técnica profunda del teatro, mejor cuanto más amplia, y a la vez debe poseer habilidad para escribirla y condensarla en treinta líneas como máximo.

El crítico debe ser tan experto y especialista, como buen aficionado. Hay que amar el teatro para poder ponerse a su servicio desde la crítica. No es la crítica un instrumento que da poder al que la ejerce, sino un vehículo para que la causa teatral se fortalezca, valiéndose de las cualidades del periodista.

La crítica siempre ha de ser funcional. El crítico elogia o critica con la intención de advertir e informar a sus lectores de lo que puede encontrarse en cada teatro.

A mi parecer es bueno (no indispensable) que el crítico haya formado parte de todas las profesiones posibles dentro del teatro, eso le aportará un conocimiento interno mucho más rico del hecho teatral. Pero, en tanto que la crítica se interpreta públicamente como el juicio de un espectáculo, no parece muy recomendable ser juez y parte al mismo tiempo, porque puede restar credibilidad al crítico. Los intereses del crítico deben ser única y exclusivamente los del público, de quien es portavoz por oficio.

Las críticas forman parte del proceso teatral, sobre todo porque ayudan a difundir el espectáculo criticado en los periódicos, una ambición que no desdeñan jamás los mismos artistas.

El crítico no es un representante de la prensa que se infiltra en los estrenos, el crítico es un agente del teatro infiltrado en los periódicos.

El crítico no es –en estos tiempos de Internet y correo electrónico- un animal de redacción, sino que lleva en su persona la redacción de un periódico hasta las plateas de los anfiteatros.

El teatro es un arte comprometido con el presente. Así lo pensaba Jean Louis Barrault, así deberían entenderlo los autores, productores y directores de nuestro tiempo. El arte más vivo y más humano (el que comenzó a distinguirnos completamente de los animales) no puede habitar en el pasado.

En la crítica teatral se da crónica no sólo de las vicisitudes de un arte, sino de la vida, de la sociedad en la que vivimos. Escribir una crítica teatral es como ser columnista de opinión, siempre se está hablando y comentando el tiempo presente, la parte más paradójica de la noticia que encierra cualquier arte periodístico.

La crítica es un arte teatral. El mejor crítico lleva dentro siempre un escritor o un poeta. A la vez que maneja los conceptos y argumentos de la razón crítica, debe tener la habilidad sensual de un literato, que hace visualizar al lector las facetas plásticas y emocionales que conlleva una buena representación teatral.

Un buen crítico puede y debe influir en la evolución del teatro, e incluso ayudar al público a disfrutar más con la representación teatral, desvelándole claves secretas que la obra encierra. Y si un crítico se toma su oficio con mucho entusiasmo, también puede llegar a ser responsable de que acuda mucha más gente al teatro, y el público (destinatario natural de este viejo y obstinado y persistente arte) sea el que salga ganando.

3.

LAS ESCLAVITUDES DEL CRÍTICO

El crítico es un esclavo del teléfono, cordón umbilical que le une con el organismo madre de la redacción del periódico, y con las oficinas de prensa de los teatros.

El crítico es esclavo de los taxis o del Metro para poder estar puntualísimamente en el teatro de turno, a pesar del imprevisible atasco cotidiano. El crítico es por tanto, también un esclavo del reloj, instrumento indispensable, -más que el bolígrafo- para computar los tiempos de la representación.

El crítico es esclavo de la vestimenta. Vestirse para ciertos estrenos es tan laborioso como asistir a un acto diplomático en una Embajada. La vestimenta del crítico no lo define a él como persona, sino a su periódico, que es a quien representa. El talón de Aquiles del crítico está en su calzado. Son mejores unos botines que unas sandalias. ¿Se imaginan cuanta venganza teatral podría consumarse a golpe de taconazos sangrientos?

El crítico es un esclavo de las colas de las taquillas. Recoger entradas, hasta cinco veces a la semana, puede llegar a convertirse en un helador infierno, si tenemos en cuenta que la temporada alta suele coincidir con los fríos del otoño y del invierno.

El crítico es esclavo de las butacas de las diferentes salas. El crítico es un tasador exquisito de cuáles son los asientos más confortables o insoportables de la ciudad. En Madrid, por ejemplo, todos estamos de acuerdo en que las altas butacas de cuero negro del Centro Cultural de la Villa, deberían ser reglamentarias en todos los teatros.

El crítico es esclavo de los caramelos. Las bolitas de anís son las más discretas, porque como no tienen papel, no hacen ruido a la hora de tragarlas, algo impropio de un crítico, más bochornoso aún, que te suene el teléfono móvil, con la representación en marcha. Los caramelos (con su riquísimo y extenso repertorio) endulzan el tedio de tantas tardes de teatro tan aburridas como amargas.

El crítico es un esclavo de la simetría polimétrica de escribir y calibrar un espectáculo, al mismo tiempo que sus colegas lo están haciendo en sus respectivos periódicos. En este sentido, las críticas se escriben a ciegas, sin saber qué pronunciamiento tomarán los compañeros, y si habrá entre todos acuerdo o disidencia. Este factor inevitable, añade vértigo y excitación al oficio.

El del crítico es un oficio de relativo fácil acceso. No hay demasiada competencia. No hay muchos dispuestos a soportar toda la presión a que se somete el crítico, y las enemistades que le nacen espontáneamente como setas venenosas. Para la mayoría de la profesión teatral, el oficio de crítico es como el de verdugo, el más indeseable.

Aunque, tengo que reconocer que esta superstición también me ha permitido llegar a ser crítico, y poder estar aquí con ustedes esta tarde.

Madrid, 25 de Junio de 2003

* Aristóteles reunió todo su saber en el Teatrón, que bautizó con ese nombre, que significa instrumento para pensar.

Instado por los organizadores del XIII Seminario Internacional “Teatro, prensa y Nuevas tecnologías”, (en el que se leyó esta ponencia en la Casa de América,) a realizar una suerte de Poética de la crítica teatral en los diarios madrileños del tercer milenio, no pude más que tomarme el encargo con cierto humor, dada su desmesura. Apoyándome en el título que Bertolt Brecht le dio a su Poética teatral antiaristótélica: Pequeño Organón para el teatro, (que ha sido la más influyente del Siglo XX); y valiéndome del máximo casticismo madrileño posible, decidí titularla irónicamente “El organillo del crítico”.

La ponencia consta de tres partes: una primera dedicada a las aportaciones de Aristóteles, (mal comenzaría un boceto de Poética, si no se inicia comentando al fundador de la teoría teatral); una segunda más brechtiana, con aforismos acerca de la naturaleza del crítico teatral; y una tercera, con título propio: “Las esclavitudes del crítico”, que quiere ser un humilde homenaje ramoniano al inventor de la greguería, que tanto luchó e intervino en la pasión del teatro, que hoy felizmente nos sigue carcomiendo.

La crítica, por Eduardo Haro Tecglen

domingo, 14 de noviembre de 2010

Modelo de entrevista reportajeada



Arrabal, en destierrolandia

Arrabal, en destierrolandia


El dramaturgo dice que la cultura «no le importa a nadie»

«Elegí destierrolandia y tengo la suerte de ser tuberculoso», dice Fernando Arrabal como carta de presentación. Visita Madrid para inaugurar el Festival Eñe, un encuentro cultural que arranca con su pregón desde la atalaya surrealista. «Vengo a hablar de la lista de los cien personajes más influyentes del mundo según ‘‘The New York Times’’. ¿Sabe cuántos proceden del mundo de la cultura? Cero». Arrabal asume que su amigo Kundera «no le interesa a nadie en absoluto». «Todo está dictado por el santuario de la Bolsa, que es un lugar misterioso donde el dinero se transforma en dinero», suelta como una metralleta.

Señor Arrabal, una pausa. ¿Qué lugar ocupa la creación artística en la sociedad actual? «Porque es la misma que la científica», dice, y mira por la ventana antes de citar al matemático Mandelbrot y su preocupación por medir el volumen de una nube. «Lo consiguió y cambió la forma de comprender el mundo. Los creadores estamos en las catacumbas. Y por eso vengo, para decir que los nombres de la lista del ‘‘New York Times’’ incluyen a Lady Gaga, Didier Drogba y Bill Clinton, pero no a los que quieren hacer un mundo mejor, cambiar la forma de pensar». Para el dramaturgo, la cantante es sólo «un producto de la confusión», y en cambio defiende a los escritores que «están en otro lugar, y no escriben para ganar dinero. Pero se les llama provocadores, se les silencia». Y funciona, porque el autor de «La hija de King Kong» vio el final de creadores como Beckett, Duchamp o Ionesco, que murieron «en la miseria».

A pesar de todo, la crisis económica «no le interesa en absoluto. Tengo una tarjeta de invalidez». Pero sigue escribiendo. Ahora un «Tractatus filosófico del arte y del buque emisario» que pronuncia silabeando y levantando la barbilla. «Creo que existe en el mundo una serie de emisarios y yo soy el de España», asegura. ¿Su vida es su mejor obra de arte? «Si alguien la escribe, podría ser... La vida me ha dado una biografía...». Dice que no escribirá sus memorias «a pesar de que mi relación con Warhol, Dalí, Breton, Burgbeois... no fue normal, sino especial, fue científica».

Dios está demostrado
Sin saber cómo, termina hablando de Dios. «Para mí su existencia está demostrada desde el día en que Bobby Fischer se sentó a jugar al ajedrez en Reykyavik contra Spassky y el mundo comunista y ateo. Y ganó. Y entonces le preguntaron: ‘‘Señor Fischer ¿si jugara frente a Dios?’’. Y él contesta: ‘‘Bueno, él juega divinamente... Si jugara contra él, alcanzaría las tablas si llevara las blancas». Por último, queda España. «No me siento rechazado. Felizmente no soy responsable de ella ni ella de mí. Nací en Marruecos pero tengo la nacionalidad española y he rechazado la doble nacionalidad francesa. Soy ajeno», termina.

Más de un centenar de autores
A pesar de que la cultura «no le importa a nadie» según Arrabal, el Festival que inauguró tiene un intenso calendario de actividades.

- Escritores como Ricardo Menéndez Salmón, Rafael Chirbes, Rodrigo Fresán, Manuel Vilas, Luis García Montero o Patricio Pron de una lista del centenar.

- Además, actividades que van desde la convencional conferencia al torneo de billar y ajedrez, mesas redondas, encuentros interactivos, charlas, performances, un maratón de poesía, firmas, talleres exprés y concurso de relatos. Para ver la agenda, www.revistaparaleer.com/festival-ene

lunes, 1 de noviembre de 2010

páginas de críticas

blog de críticas de Miguel Ayanz para el diario La Razón:

http://notasdesdelafilasiete.blogspot.com/




página sobre los artículos publicados en vida por Haro Tecglen, incluidas sus críticas teatrales:

http://eduardoharotecglen.net/




blog de críticas de Juan Antonio Vizcaíno, publicadas en La Razón, entre 1998-2004:

http://elmeteoritodelteatro.blogspot.com/




blog de críticas de Enrique Centeno publicadas directamente en la web:

http://enriquecentenoteatrocritica.blogspot.com/



buscador de el diario EL PAÍS de las críticas de Javier Vallejo:

http://www.elpais.com/buscar/javier-vallejo/





críticas y artículos de Juan Ignacio García Garzón del buscador del diario ABC:

http://www.abc.es/hemeroteca/resultados-busqueda-avanzada/todo?exa=juan+ignacio+garcia+garzon/




domingo, 23 de mayo de 2010

Antecrícita de Autor

"Cuando Nuria Espert y Armando Moreno vinieron a París a pedirme más piezas (inéditas en España, aunque publicadas por estos mundos en seis tomos) creí que, a pesar del prestigio que tienen, se trataba de una pareja de locos. ¿Podrían eliminar esos insuperables que han hecho que mis obras se interpreten normalmente en los principales teatros del mundo pero nunca ahí?… por fin consiguieron que al menos se autorizaran en Madrid treinta minutos de mi teatro: "Los dos verdugos" –pieza escrita hace trece años, en 1956, en un hospital de los arrabales de París-. En efecto sólo unos admirables y quijotescos locos podían lograr esta ruptura.
Víctor García –el director de "Los dos verdugos" ha hecho creaciones prodigiosas de mi "Cementerio de automóviles", tanto en París, en un teatro con butacas giratorias donde la pieza estuvo seis meses en cartel; como en Belgrado, donde obtuvo el primer premio; como en Dijon, donde un enjambre de motos a toda velocidad rodaba en torno a los espectadores; como en Brasil, donde las serpientes vivas y los coches calcinados exaltaron al público y donde el espectáculo acumuló los principales "oscar" de la temporada. Con estas direcciones superó incluso las representaciones de mi "Cementerio de automóviles" en Nueva York (donde bajo la dirección de Joseph H. Dunn, consiguió el premio Oby), o las de La Habana, con Gutkin.
La significación de "Los dos verdugos" es clara: sobre un fondo de pesadilla y tortura, dos hijos se oponen entre sí como las dos mitades de una tierra desgarrada. Cuando el fanatismo que encarna a la madre parece triunfar, surge la imagen de un pueblo humillado, pero sólo provisionalmente derrotado por la intolerancia.
En la revista que dirijo en París recibo frecuentemente piezas extraordinarias de jóvenes dramaturgos españoles… desconocidos por completo. Gracias a ellas veo que el teatro español de esta época que comenzó con Echegaray y que hoy cuenta con dramaturgos como Picasso, Max Aub, y tantos otros sigue estando en pleno apogeo. A estos autores 'desconocidos' dedico este estreno con esperanza y humor. ARRABAL."

viernes, 26 de febrero de 2010

BIBLIOGRAFÍA


Aquí se puede consultar la bibliografía de la asignatura.

domingo, 21 de febrero de 2010

RELACIÓN DE ARTÍCULOS DE LARRA

Sobre estos artículos es sobre los que se va a trabajar:


“El duende y el librero”. 1828. D (El duende satírico del día.)

“Quién es el público y dónde se le encuentra”. 1832. P. H. (El pobrecito hablador.)

“La polémica literaria”. 1833. RE (La Revista Española)

“Vuelva Usted mañana”. 1833. P. H. (El Pobrecito Hablador).

“Yo quiero ser cómico”. 1833. R. E. (La Revista Española)

“En este país”. 1833. RE (La Revista Española)

(“Mi nombre y mis propósitos”. 1833. R. E. (Revista Española)

“La diligencia”. 1835. RM. 47 (La Revista Española. Mensajero de las Cortes.)

“Teatros”. 1836. E (El Español. Nº 122)

“De la sátira y los satíricos”. 1836. E (El Español)

“Ni por ésas”. 1836. Impreso en un folleto. Su impresor lo considera el último texto de Larra, pero no lo es.)

“Panorama matritense”. 1836. E (El Español)

viernes, 29 de enero de 2010

lunes, 11 de enero de 2010

Para el primer aniversario de IDEA NUEVA - (Antonio Machado)

 
El aniversario de la fundación de un periódico, debe celebrarse por cuantos sientan amor a la letra impresa. Bien hacen Vdes. señores redactores de IDEA NUEVA, en consagrar un número extraordinario al fausto día en que cumple un año esa publicación. Sí, la aparición de un periódico en una pequeña ciudad que carecía de prensa propia, es acontecimiento de mucha más trascendencia que la visita de un personaje o la fiesta onomástica de un cacique.
 
Desde hace algunos años, se acostumbra en España a hablar mal de la Prensa. Yo no me he sumado nunca a los maldicientes. Estoy plenamente convencido de que, en nuestra patria, es el periódico el único órgano serio de cultura popular. La Prensa contribuye a crear la vida ciudadana, es un reflejo, acaso el más fiel, de la conciencia colectiva. Sin la Prensa, dada la constitución de las modernas sociedades, nuestra vida languidecería en un privatismo torpe, inmoral, egoísta. La ignorancia de cuanto atañe al interés de todos, consecuencia inmediata de la falta de Prensa, disolvería pronto a las naciones en cabilas, las ciudades en tribus. Sólo los partidarios más o menos conscientes, más o menos embozados, de un retroceso a la barbarie pueden ser enemigos del periódico.
 
En los pueblos donde más abundan los centros de enseñanza, las bibliotecas públicas y circulantes, donde los libros se venden por millares, es decir, en aquellos pueblos donde el periódico, la hoja diaria y volante, cumple una misión secundaria desde el punto de vista cultural, es, no obstante, amado y respetado el periódico. En nuestra España donde nadie lee un libro, donde las instituciones decentes distan mucho de ser focos de potente irradiación espiritual, no faltan malsines de la prensa periódica, gentes que reciban toda nueva publicación de esta índole como a huésped importuno, como a intruso fisgoneador que viene a fiscalizar, a molestar, a sacar, tal vez, a la luz de la calle, los trapos sucios de la casa. Ni falta quien invoque la alta cultura, la instrucción superior, para desdeñar la modesta labor del periodista. Es esta una forma vanidosa que adoptan los espíritus beocios para disfrazar su odio a la letra de molde. Los hombres consagrados a los estudios más hondos y a las más graves disciplinas del saber son, por lo regular, grandes lectores de periódicos, no desdeñan la hoja volante que recoge la palpitación del día. Pero abundan los fariseos de la cultura que se jactan de no leer periódicos, dándonos a entender que, consagrados a la ciencia, no tienen lugar para lecturas superfluas. Desconfiad de ellos; suelen ser hombres a quienes estorba lo negro. El peor de los analfabetismos, no es ciertamente, el del siervo de la gleba, encorvado sobre el terruño de sol a sol para ganar el sustento; hay un analfabetismo con birrete y borlas de doctor infinitamente más lamentable.
 
Admiremos la gran Prensa, esos portentosos rotativos que nos aportan diariamente noticias de todos los rincones del planeta, pero amemos también y respetemos a estos modestos periódicos provincianos que cumplen humildemente y, a veces, a costa de grandes sacrificios, una misión santa: la de velar por los intereses comunes a cuantos vivimos, apartados de las grandes urbes, por estos rincones de la patria española.

En esta bella ciudad, entre moruna y manchega, en cuyas piedras venerables se lee un pasado glorioso, en esta noble Baeza, de vieja tradición intelectual, hacía falta un periódico, y Vdes., mis queridos amigos, han sabido crearlo.

Mi más cordial enhorabuena en este aniversario y, con ella, la expresión de mi gratitud y de mi simpatía.

 

Antonio Machado

Ya soy redactor y listado de artículos de Larra